Creo que nadie entiende cómo me siento ahorita. Me siento rechazada, herida, cansada, un poco de todo lo malo. A veces pienso en si en verdad eres bipolar o no, porque un día me amas y al otro parece que estoy tratando con mi peor enemigo. Siento que vuelvo a quinto de secundaria cuando todas las cosas estaban mal y yo siempre era la que iba detrás recogiendo las migajas cual mendigo. Me siento así ahora, como la vasalla del señor feudal, la que acata ordenes, la hijita, la bebé. Parece que mis 21 años no me dan crédito a nada todavía. Sería bueno grabar estos momentos y repetirlos cuál película romántica para ver en qué me equivoqué, en qué fallé. Sé que no soy perfecta señor, pero enséñame entonces. Quiero dejar de estar encerrada con una tortura china...pero bueno esa ya es otra historia que se las dejo para después.
Después de casi 4 años de desaparecida, vuelve La Cuerda Torcida, obviamente versión 2. No puedo traer a la antigua de vuelta porque eso significaría traer muchos recuerdos otra vez a mi memoria que prefiero mantener enterrados por mientras. Con lo que respecta a la reaparición de este blog, se vienen muchas entradas nuevas, fotos, música, alegrías, penas, amores, desamores, la vida en general. Me siento más segura para poder escribir, creo que he madurado en estos años y puedo comenzar de nuevo. Espero no irme y espero que no se vayan.
han pasado demasiadas cosas pero no me he dado la oportunidad de expresarlo en palabras. ¿qué cómo me siento ahora? vacía, completamente vacía, con y sin nudos en el estómago.
no estaba cansada de ninguna situación, pero si estaba esperando algo que tal vez no iba a llegar o quizá iba a llegar a largo plazo. pero no quería que acabara, no quería y cuando pasó, justo cuando menos me lo esperaba, justo cuando yo sentía que todo iba de viento en popa, me tomo por sorpresa y me asusté. y lloré, si lloré demasiado, porque me dolía y al mismo tiempo estaba enojada porque estaba herida y nunca nadie me había herido así.
jamás pensé en arreglar nada, porque gracias a mi inmadurez todavía no soy lo suficientemente fuerte para manejar cualquier situación de estrés o incómoda. ya no esperaba nada solo esperar que todo pasará, pero pasó demasiado pronto cuando al día siguiente encontré lo que no pensaba encontrar. y me sorprendí, porque son cosas que realmente no esperaba. quizá me alegré un poco, pero al mismo tiempo pensé que esto si se iba a acabar, aunque al menos era por lo sano.
y acabó, acabó por lo sano, y me duele, me duele demasiado. pero siento que soy más resiliente y que puedo enfrentar este tipo de cosas, porque tengo demasiadas personas a mi lado que me hacen sentir mejor. siento alegría, porque por fin me liberé de mis sentimientos, porque por fin dije lo que en verdad sentía y pensaba. me siento triste, porque estoy perdiendo de la manera que me gusta a una persona muy especial. pero sobre todo me siento aliviada, porque las cosas ya no están mal y aunque me va a costar tiempo sanar, es mejor arrancar la bandita de una, dejar respirar las heridas y esperar que el tiempo haga todo.
existen dos tipos de personas, las que dicen lo que quieren decir y las que dicen lo que la gente quiere oír. las que dicen lo que quieren decir, son personas fuertes, que saben bien lo que hacen, que se arriesgan, claro porque todo tiene algo malo, se arriesgan a que otros se molesten, se arriesgan a que la gente se aleje, se arriesgan a no simpatizarles a muchos, pero al fin y al cabo SE ARRIESGAN. las que dicen lo que la gente quiere oír, por el contrario, son débiles, no arriesgan nada, y podría decir que tampoco pierden, pero en realidad si pierden algo, empiezan a perder su personalidad, y lo que realmente son, empiezan a perder la fortaleza y la confianza en si mismas, empiezan a perder ese sentimiento de bienestar, porque al decir lo que uno quiere decir se está liberando y al decir lo que la gente quiere oír, se está omitiendo muchas cosas, que luego de un tiempo nos hace daño mantenerlas guardadas. ¿qué clase de persona eres? al final del día por más que quiero ser el primer tipo, me he dado cuenta que no.
conozco este tipo de historias. ya las he vivido una o dos veces (quizá más). pero siempre me vuelvo a enredar en ellas, como si pensara que esta vez podría cambiar el final. el problema es que es como si ya estuvieran escritas, porque por más que intento no puedo borrar ni una sola palabra, ni aumentar el "que hubiera pasado si...". y es que mis historias no están llenas de príncipes y princesas, de sapos encantados, de castillos, de hadas, de unicornios, NO. mis historias se tratan de hipócritas, histriónicas, bipolares, locas/os, mentirosos/as, etc. y una niña perdida, confundida, herida y amargada, pero que decidió y decide quedarse sin corazón.
¿hace cuánto no siento mariposas en el estómago? la verdad es que ni yo lo recuerdo, quizá hace 4 años atrás o menos. pero ¿saben a lo que me refiero verdad? el nudito, la bilis, las ganas de vomitar, la sonrisa que no se despega del rostro, la enorme cantidad de minutos que quedas colgada en el aire con un nombre en la mente. pero (porque siempre existe un 'pero') luego te das cuenta que nada es verdad. que las ilusiones son totalmente falsas. que todo, absolutamente todo, puede cambiar de un minuto a otro. y de repente, ya no estás segura de nada.
bueno, al menos estoy segura solo de una cosa, que cuando mires atrás, si atrás, a ese punto infinito, a ese millón de partículas insignificantes, a este punto muerto, a esta bola de juego, no va a estar más acá.